La generación Ni-Ni
En
España se denomina generación Ni-Ni a un grupo de personas jóvenes, entre dieciocho
y treinta y cinco años a los que les gusta la buena vida, pero sin trabajar, viviendo
de sus padres. El nombre alude a que “Ni estudian, Ni trabajan”.
Este
fenómeno alcanza en España a más de 700.000 personas; en los países
anglosajones se denomina “Neet”, es decir: “not in employment, education or training” (“ni trabaja, ni estudia ni recibe
formación”) e incluye a personas entre 16 y 18 años; por su parte, en Japón se
llama “Freeters” y la clasificación
abarca a personas comprendidas entre 15 y 34 años.
Hay dos perfiles de personas dentro de la generación
NI-Ni: un grupo se refiere a aquellos
que poseen títulos universitarios, incluso másteres y dominan a la perfección
la segunda lengua obligatoria y tienen grandes ilusiones de poder encontrar un
trabajo; para ello se pasan días enteros echando currículum con la esperanza de
que alguien les contrate. Pero, por desgracia, en nuestros tiempos, por culpa
de la crisis, estas personas jóvenes bien preparadas no encuentran trabajo y al
final se desesperan, no tienen ganas de hacer nada y están traumatizados.
Además, hay un segundo grupo dentro de los
Ni-Ni formado por chicos jóvenes que no quieren estudiar, solamente desean irse
de fiesta por las noches, levantarse a la hora que les apetece, no colaborar en
las tareas de casa ni aportar dinero;
sólo les gusta estar en el sofá viendo la televisión y jugar a los videojuegos.
Muchos de ellos, desgraciadamente se meten en temas de droga y alcohol que les
provoca adicciones difíciles de superar.
Mi opinión respecto a este tema es que los
chicos adolescentes deben tener
responsabilidades en la vida, adecuadas a su edad, para aprender a valorar lo
que cuesta obtener las cosas, sin tener que depender toda su vida de sus
padres, porque, tarde o temprano, tendrán que empezar a trabajar y saber lo que
cuesta ganar dinero para poder comer y tener un hogar. En este sentido, creo
que en algunos estos casos, esos jóvenes cuando eran unos niños, no han sido
educados por sus padres en estos valores, les han consentido sus malos
comportamientos, les han dado muchos caprichos y no han sabido decirles que
“no”, por lo que les han malcriado, probablemente sin querer. Esto con los
años, les ha pasado factura, los jóvenes cuando quieren algo y no lo obtienen,
se ponen agresivos, les gritan y en algunos casos extremos, incluso les pegan.
Algunos padres como están tan desesperados por la evolución de sus hijos,
escriben a “Hermano Mayor” (programa de televisión de Cuatro) para poder
cambiar el comportamiento de sus hijos.
También creo que el Estado debería fomentar
entre las empresas la contratación de personas jóvenes, sobre todo las que
están muy bien preparadas, ofreciéndoles beneficios económicos o descuentos en
los impuestos que tienen que pagar.